Entendámonos: existen las democracias liberales y existen las democracias socialistas; lo que no existe, lo que no puede existir de ninguna manera, porque constituye una contradicción en términos, es una democracia fascista.
El 8 de agosto celebramos el Día del Gato y, en LOM, no podemos dejar de pensar en Simenon, el fundamental compañero del detective Heredia, creado por Ramón Díaz Eterovic. Entre copas de pisco, callejones de Santiago y casos que parecen imposibles, Simenon siempre está ahí: un observador imperturbable, sabio y fiel.
Hablar hoy de revolución requiere de un gran cuidado. A partir de la llegada y la expansión del modelo neoliberal, fundamentalmente, y de las transformaciones significativas que gestó sobre las formas de producir y acumular –todas en torno al consumo-, traer al debate actual a la idea de revolución es presentar un concepto que ha logrado ser apropiado por este mismo paradigma.
En un país donde las brechas sociales siguen marcando el destino de millones, volver a la obra de Luis Emilio Recabarren es mucho más que un gesto conmemorativo: es un acto urgente de reflexión.
Nombremos las cosas con su nombre, esa nueva derecha no es populista, no es ultrista, ni siquiera es neofascista. Es fascista a secas. No es republicana, es antirrepublicana y, cuando usa el adjetivo “republicano” está practicando en esto, como en tantas otras cosas, una maniobra falaz. Milita allí gente que no cree en la soberanía popular y que en cambio cree que existen unos cuyo destino es mandar y otros cuyo destino es obedecer.
En 1840, la marina británica bombardeó la ciudad palestina de Akka, utilizando por primera vez vapores alimentados por carbón como arma de guerra. Para Andreas Malm, este episodio marca el origen común de dos procesos íntimamente relacionados: la colonización de Palestina y la crisis climática. Esta conexión es el núcleo de La destrucción de Palestina es la destrucción de la Tierra, texto traducido al castellano por Vicente Lane y recién publicado en Chile por Lom Ediciones, Verso Libros y Carcaj.
Con profundo pesar, recordamos y honramos la vida y obra de Luis Rojas Núñez, oriundo de La Palmilla, Conchalí, cuya trayectoria vital estuvo marcada por un inquebrantable compromiso con la justicia social, la lucha revolucionaria y la rigurosa labor de rescate de nuestra historia reciente.
