Palabras para ir al bosque

Hace algunos días lanzamos el libro Chile necesita una nuevo modelo forestal, que desarrolla propuestas alternativas a la depredación capitalista para relacionarnos con nuestros bosques y la voraz industria forestal. Hoy, reunimos palabras para acudir a la defensa y al refugio de los bosques, incluyendo los bosques del pensamiento. Que no se las lleve el viento, y si se las lleva, que se las lleve bien adentro

Antología repentina

Aliwen*
de María Isabel Lara Millapán (recogido del libro Los cantos ocultos)

Me refugiaré entre los árboles más antiguos
Y hablaré con la neblina,
Su paso visible e invisible
Tienen la imagen de lo sagrado de mi pueblo.
Me refugiaré entre las flores de la montaña,
Cortaré el lejano sueño y despejaré mi
pensamiento con hojas de maqui.

* árbol nativo, bosque de árboles nativos


Bosque del sur
de Luis Oyarzún (recogido del libro Necesidad del arcoiris)

El avellano exalta en flor y en fruto
la madurez colmada de febrero.
El silbido del bosque silencioso
ahonda en la espesura su sosiego.
Empieza el roble a perfumar el suelo
bajo el primer fulgor de los copihues
y la tórtola hambrienta de ternura
golosamente en su pasión se atrasa.
El estambre interior de la violeta
parpadea a la sombra del helecho.
Cielo del sur en paz, eres cambiante
como el musgo del brillo en la quebrada.
Racimo digital para el rocio,
danzante fucsia, avena voladiza
en la espera inminente de su vuelo,
buscando el aire y amarrada al viento
por tu semilla de tierras prometida.
Todo está donde está. Nada te sobra,
nada te falta, tierra sustentada
del mismo germen que te funda en tierra.


Un desconocido silba en el bosque
de Jorge Teillier (recogido del libro El árbol de la memoria y otros poemas)

Un desconocido silba en el bosque.
Los patios se llenan de niebla.
El padre lee un cuento de hadas
y el hermano muerto escucha tras la puerta.

Se apaga en la ventana
la bujía que nos señalaba el camino.
No hallábamos la hora de volver a casa,
pero nos detenemos sin saber donde ir
cuando un desconocido silba en el bosque.

Detrás de nuestros párpados surge el invierno
trayendo una nieve que no es de este mundo
y que borra nuestras huellas y las huellas del sol
cuando un desconocido silba en el bosque.

Debíamos decir que ya no nos esperen,
pero hemos cambiado de lenguaje
y nadie podrá comprender a los que oímos
a un desconocido silbar en el bosque.


Caperucita Roja
versión de Gabriela Mistral (recogida del libro Poesía reunida)

Caperucita Roja visitará a la abuela
que en el poblado próximo sufre de extraño mal.
Caperucita Roja, la de los rizos rubios,
tiene el corazoncito tierno como un panal.

A las primeras luces ya se ha puesto en camino
y va cruzando el bosque con un pasito audaz.
Sale al paso Maese Lobo, de ojos diabólicos.
«Caperucita Roja, cuéntame adónde vas».

Caperucita es cándida como los lirios blancos.
«Abuelita ha enfermado. Le llevo aquí un pastel
y un pucherito suave, que se derrama en jugo.
¿Sabes del pueblo próximo? Vive en la entrada de él».

Y ahora, por el bosque discurriendo encantada,
recoge bayas rojas, corta ramas en flor,
y se enamora de unas mariposas pintadas
que la hacen olvidarse del viaje del Traidor.

El Lobo fabuloso de blanqueados dientes,
ha pasado ya el bosque, el molino, el alcor,
y golpea en la plácida puerta de la abuelita,
que le abre. (A la niña ha anunciado el Traidor).

Ha tres días la bestia no sabe de bocado.
¡Pobre abuelita inválida, quién la va a defender!
…Se la comió riendo toda y pausadamente
y se puso en seguida sus ropas de mujer.

Tocan dedos menudos a la entornada puerta.
De la arrugada cama dice el Lobo: «¿Quién va?»
La voz es ronca. «Pero la abuelita está enferma»
la niña ingenua explica. «De parte de mamá».

Caperucita ha entrado, olorosa de bayas.
Le tiemblan en la mano gajos de salvia en flor.
«Deja los pastelitos; ven a entibiarme el lecho».
Caperucita cede al reclamo de amor.

De entre la cofia salen las orejas monstruosas.
«¿Por qué tan largas?», dice la niña con candor.
Y el velludo engañoso, abrazado a la niña:
«¿Para qué son tan largas? Para oírte mejor».

El cuerpecito tierno le dilata los ojos.
El terror en la niña los dilata también.
«Abuelita, decidme: ¿por qué esos grandes ojos?»
«Corazoncito mío, para mirarte bien…»

Y el viejo Lobo ríe, y entre la boca negra
tienen los dientes blancos un terrible fulgor.
«Abuelita, decidme: ¿por qué esos grandes dientes?»
«Corazoncito, para devorarte mejor…»

Ha arrollado la bestia, bajo sus pelos ásperos,
el cuerpecito trémulo, suave como un vellón;
y ha molido las carnes, y ha molido los huesos,
y ha exprimido como una cereza el corazón.

Habla el lonko Pascual Pichún:
(testimonio recogido en el libro Pewma / Sueños de justicia):

La tragedia nuestra es que los dueños de fundos y el gobierno empezaron a vender las tierras a las Compañías Forestales. La pobreza se incrementó porque las forestales destruyeron lo que quedaba de bosque nativo, forestaron con plantaciones de pino y eucaliptus. El agua de nuestras vertientes se secó. El agua que llegaba estaba envenenada con pesticidas. Nuestros animales, aves, perros, conejos tomaban el agua y se morían, todo el veneno de la fumigación llegaba al agua de nuestra comunidad. Nos encontramos sin derecho a un ambiente limpio, sin derecho a trabajo, sin derecho a reclamo, sin derecho a vivienda, sin derecho a tierras, sin derecho a buenos colegios para los hijos y nietos. Eso era el derecho que tenemos como comunidad.
Por esa razón, cuando empezamos a reclamar nuestro derecho a la tierra pasamos a ser malos. Nos militarizaron para que nos muriéramos, es una forma de hacernos desaparecer, hacernos morir. Nuestra lucha ha sido sin armas, ha sido de reclamos y nos dan la cárcel. No tenemos dinero para pagar abogados. Con los meses me explican que estoy involucrado en una asociación ilícita terrorista y en ese juicio nos llevan a Temuco, escoltados con helicópteros, esposados. Pasaron a Angol a buscar al lonko Millacheo, a José Huenchunao. Era una gran caravana de policías y vehículos blindados con sirenas. En la cárcel muchas veces nos sentimos sin apoyo suficiente de profesionales. Cumplí condena por amenaza terrorista, un evento nunca visto en la historia. Nos hacen cuatro juicios por una misma causa. Es una vergüenza lo que han hecho y las consecuencias en mi familia e hijos.


“Visión terrible…”
(fragmento recogido del libro La vida es una nube azul, de Elicura Chihuailaf)

Visión terrible es el tránsito –ufano, prepotente– de los camiones con sus acoplados repletos de troncos de pinos y eucaliptos, esos trozos, macizos convertidos en contenedores en los que –desde hace décadas– nos están robando el agua de todos, de todas. La Tierra es un cuerpo vivo que cumple con sus normas, que cumple siempre con sus principios de solidaridad y reciprocidad (los cauces subterráneos privilegian la emergencia), dicen nuestras Mayores y nuestros Mayores
Con mi amigo –pintor– Eugenio Salas, y un guía que marca el trayecto con un GPS, vamos por un bosque en la Reserva Biológica Huilo Huilo, zona de Panguipulli, avanzando por la senda que llevará mi nombre…, ¿qué decir?... Entre los maquis y arrayanes, pendiendo desde los hualles, esperanzados nos miran los copihues; los pájaros chukaos vigilan el bosque y nos anuncian confusos presagios. Hemos tenido la inimaginada visión, fantasmagórica, de encontrar a los ríos Fuy y Huilo Huilo con sus lechos convertidos en desolados caminos, consecuencia de la codicia de unas pocas familias inescrupulosas que son cada día más adineradas y más feroces. Debo decir que dos meses antes, con Camila y nuestra hija Kallfvray, vimos a ambos ríos tejiendo su abundante caudal entre las piedras
El agua, el Agua, la Vida que desaparece poco a poco en estas latitudes en que las gobernantes y los gobernantes se vanaglorian del éxito de la denominada «democracia de las estadísticas macroeconómicas» que –sabemos– no beneficia a los pueblos nativos ni a la mayoría de las chilenas y chilenos, la segregada morenidad en este país hoy nombrado Chile. ¿Cómo se le puede llamar a eso, sin eufemismos, sino terrorismo neoliberal? Es la seudodemocracia de las megaempresas nacionales y transnacionales a las que se ha sumado la complicidad de los sucesivos gobiernos, del Parlamento y de los Tribunales de Justicia que –con demasiada frecuencia– abandonan su función y no dictan leyes que protejan de modo más eficaz los bienes colectivos y no hacen cumplir aquellas que están vigentes
Los pueblos nativos del mundo somos los Protectores de la Naturaleza. Para los dueños de la ambición somos «la piedra en sus zapatos». Para la Mapu Ñuke Madre Tierra somos «guerreros de la Ternura». Actualmente hay una veintena de presos políticos mapuche en las cárceles del Chile superficial y enajenado; y a lo menos una quincena de asesinados: Agustina Huenupe, Mauricio Huenupe, Jorge Suarez Marihuan (2001), Alex Lemún (2002), Julio Huentecura (2004), Zenén Díaz Necul y José Huenante (2005), Lonko Juan Collihuin (2006), Matías Catrileo y Johnny Cariqueo (2008), Jaime Mendoza Collío (2009), Rodrigo Melinao (2013), José Quintriqueo y Víctor Mendoza Collío (2014), Camilo Catrillanca (2018)

Kintu*
de María Isabel Lara Millapán (recogido del libro Los cantos ocultos)

He salido a caminar por las montañas
y preguntado al viento
si guarda su voz entre los árboles,
entenderé cuando florezcan sus raíces
y no se marchiten los sueños,
cuando se unan nuestras palabras
y no nos distancie la tarde.
Hemos de retornar entonces con nuestros cantos,
cuando salga el sol,
hemos de permitir germinar el bosque
y anidar en la tierra nuestro espíritu,
para volver a vivir cerca de los ríos
hablar con las aves
palpar las hojas que sanan el dolor del tiempo
cuando queremos ser nosotros mismos

* mirar, ver

Habla la machi Adriana Pinda:
(recogido del libro Zomo Newen)

La tarea de todos es llegar a una situación de buena salud, de Kvme Mogen, de buen vivir, y crear un espacio floreciente, esperanzador, emancipador en todo sentido. Es muy importante volver a comprender, desde la mirada mapuche, la genealogía, el küpan, el tuwün; es importante que nos reencontremos con lo que somos, no desde una mirada idílica, sino desde una mirada profunda, muy profunda, porque solo conectándote al árbol antiguo y a la raíz que tú eres entenderás quién eres. Digo raíz en el sentido más literal de la palabra, porque tú eres raíz de la mapu, tú vienes brotando desde la mapu; vas brotando y vas subiendo y vas mirando el cielo. Somos raíz de la tierra que vamos creciendo hacia el cielo. La relación que tú estableces con tu genealogía es fundamental para sanar, porque tu genealogía es tu territorio y tú eres tu territorio, y sanar el territorio es recuperarlo políticamente, pero a su vez, recuperarlo simbólica y espiritualmente.
Esa es la tarea de las machi, ayudar a que los equilibrios se restauren, en las personas y en las familias, porque si una persona se sana, se sana la familia, y si una persona enferma, enferma la familia. Se irradia la sanación y se irradia la enfermedad. Por este motivo, preservar o restaurar el equilibrio es una tarea fina y es una tarea necesaria. Todos los machi estamos llamados a esa tarea, pero toda la gente en general, mapuche y no mapuche, está llamada a la misma tarea. Todos tenemos que equilibrar, porque ¡cuánto cuesta equilibrar el propio ser! Cuesta tremendamente vivir en equilibrio, porque el equilibrio siempre es tenso, es complejo, incluso es a veces abismante, inalcanzable. Por eso los machi tenemos muy clara la importancia de recuperar el territorio, «las tierras antiguas», más allá del título de merced, de recuperar las aguas, los remedios, los bosques y de algún modo de parar este perverso extractivismo de mercado en el que vive este país, Abya Yala y el mundo en general. La necesidad imparable de transformar esta civilización genocida e inconsciente que nos ha tomado como el mayor weküfü.
Recuperar el equilibrio significa proteger todo aquello, porque no va a haber equilibrio sin territorio, sin agua y sin bosque. Ni salud mapuche, ni educación intercultural, ni che. No habrá equilibrio sin que la nación mapuche se libere y siga caminando hacia su autodeterminación y autonomía

Imagen: "Selva Valdiviana" por Mari L. Peña licenciada por CC BY-NC-ND 2.0