Historia y estallido social

Se ha hablado mucho sobre el carácter "inédito" del estallido social que nos ha tocado vivir. En realidad, en la historia son pocas las cosas verdaderamente inéditas, o totalmente inesperadas. En materia de crisis sociales o políticas, siempre hay señales previas que anuncian la acumulación de tensiones que, si no se las resuelve o canaliza adecuadamente, pueden terminar desbordándose en una gran explosión. En esa lectura, la historia nos entrega claves o insumos importantes para entender la contingencia actual en su pleno y desafiante espesor. Así lo demuestra un somero recorrido por algunos títulos de la Colección Historia de LOM, que leídos al calor de la coyuntura pueden resultar sugerentemente premonitorios.

Partiendo de lo más lejano, es notable cómo la actual crisis de legitimidad, puesta en evidencia por un estallido de indignación social, nos remonta a un proceso muy parecido ocurrido hace exactamente un siglo: la llamada "cuestión social". Como ahora, imperaba entonces en Chile un esquema políticamente excluyente, económicamente extractivista y dependiente, y socialmente injusto, agudamente radiografiado por Enrique Fernández Darraz en Estado y sociedad en Chile, 1891-1931. Como ahora, esa situación promovió diversas y prolongadas expresiones de descontento y rebeldía social, bien resumidas en libros como Crisis social y motines populares en el 1900, de Mario Garcés; la trilogía sobre las principales expresiones políticas populares del momento (anarquistas, socialistas, demócratas), de Sergio Grez; Santiago subversivo 1920, de Raymond Craib; el estudio de la matanza de Santa María de Iquique (Los que van a morir te saludan), de Eduardo Devés; o la biografía de Luis Emilio Recabarren, de Julio Pinto.

Interesante resulta también, a modo de referencia histórica, indagar en los procesos mediante los cuales se superó (parcialmente) esa anterior "cuestión social". A la luz del proceso constituyente actualmente en curso, es casi ineludible remitirse al ejercicio de deliberación política popular que aborda Gabriel Salazar en Del poder constituyente de asalariados e intelectuales, mediante el cual ese sector de la sociedad se pronunció sobre un nuevo modelo institucional para el país. El reconocimiento de los derechos sociales como un requisito básico de convivencia, otro de los resultados más relevantes de los conflictos de esa época, es tratado por María Angélica Illanes en Cuerpo y sangre de la política, y también por Carlos Molina en Institucionalidad sanitaria chilena, 1889-1989. Por último, el rostro más sombrío del "pacto social" surgido de los años 20 y 30 del siglo pasado, encarnado en el contrapunto represivo que acompañó la instalación de un Estado socialmente más sensible, es expuesto por Verónica Valdivia en Subversión, coerción y consenso. Creando el Chile del siglo XX.

Otro elemento recurrente en la búsqueda de experiencias precursoras a lo actual remite a los "reventones sociales" que hemos experimentado a través de nuestra historia. Aparte de los que formaron parte del período de la cuestión social propiamente tal, ya indicados en los párrafos anteriores, es pertinente revisar el recuento levantado por Gabriel Salazar en Violencia política popular en las grandes alamedas, y, para un caso particularmente emblemático, el estudio en profundidad que realiza Pedro Milos en 2 de abril de 1957. Historia y memoria. Para un estallido más reciente, una suerte de "preludio" del que ahora vivimos, vale la pena revisar la reflexión de Mario Garcés sobre la protesta estudiantil del 2011 en El despertar de la sociedad.

Ya más cerca de nuestros días, no es ningún misterio que el núcleo de la conflictividad política y social desatada desde el 18 de octubre es el modelo de "convivencia" instalado durante la dictadura, defendido por unos y repudiado por muchos. En ese contexto, siempre es útil recordar algunas claves de sentido del período dictatorial como las desarrolladas por Verónica Valdivia en El golpe después del golpe y Nacionales y Gremialistas, así como en los dos volúmenes coordinados por esa misma autora bajo el título de Su revolución contra nuestra revolución, y la obra escrita en conjunto con Rolando Álvarez y Karen Donoso, La alcaldización de la política. Desde la óptica de los movimientos sociales y las resistencias populares (específicamente, poblacionales), un precedente obvio para las luchas actuales, resulta de gran utilidad el libro Pan, trabajo, justicia y libertad, recién publicado por Mario Garcés.

Mucho de lo incubado en dictadura, sobre todo en materia económica, constitucional y de políticas sociales, se prolongó durante los 30 años de la "postdictadura", viniendo el actual estallido social a marcar un posible "fin de ciclo" para esa etapa. Una mirada panorámica sobre el período es desarrollada en la obra colectiva editada por Julio Pinto con el título Las largas sombras de la dictadura, en tanto que sus aspectos más estrictamente económicos o empresariales son analizados en otra obra colectiva, Complicidad económica con la dictadura chilena, dirigida por Juan Pablo Bohoslavsky, Karinna Fernández y Sebastián Smart; así como en Gremios empresariales, política y neoliberalismo, de Rolando Álvarez. Mención aparte y muy especial amerita el Chile actual: anatomía de un mito, de Tomás Moulian, que aunque no forma parte de la Colección Historia, constituye un referente ineludible, un verdadero "clásico" para comprender los numerosos y profundos lazos entre dictadura y postdictadura.

Considerando la centralidad y el protagonismo que ha tenido el movimiento feminista en la coyuntura que nos toca vivir, sería imperdonable no recomendar la lectura de los libros Mujeres: historias chilenas del siglo XX, de varias autoras; y Nuestra historia violeta: feminismo social y vidas de mujeres en el siglo XX, de María Angélica Illanes; así como Queremos votar en las próximas elecciones, de Edda Gaviola y otras. Se revisan allí antiguas vivencias y luchas femeninas que ayudan a darle densidad histórica (pero también a valorar su tremenda novedad) a un fenómeno que no pocos observadores remontan a un pasado demasiado inmediato.

Otra presencia central del momento es el movimiento mapuche, portador de una de las críticas más contundentes y sostenidas al modelo neoliberal. Desde la proliferación de sus banderas en las manifestaciones, hasta el papel emblemático que ha asumido la figura de Camilo Catrillanca, pasando por la exigencia de cupos constituyentes reservados y la posibilidad de soñar con un Chile plurinacional, no cabe duda que la centenaria resistencia de este pueblo se ha levantado como una referencia ineludible de denuncia y autodeterminación. Por lo mismo, siempre será un estímulo la lectura (o relectura) de ¡Escucha Winka!, primera interpretación historiográfica surgida de plumas propiamente mapuche, como las de Pablo Marimán, Sergio Caniuqueo, José Millalén y Rodrigo Levil. Y por supuesto, el paso de los años no ha hecho mella en otro "clásico" de nuestra Colección Historia, la Historia del pueblo Mapuche, siglos XIX y XX, de José Bengoa.

Los ataques o "intervenciones" sufridos por algunos monumentos históricos al calor de la protesta callejera han inducido a algunos analistas a denunciar una suerte de "repudio de la historia" por parte de las y los manifestantes. Esos juicios, reveladores de una visión muy estrecha y "canónica" de lo que constituye nuestro verdadero y complejo patrimonio colectivo, resultan fácilmente desmentidos por la intensa demanda de saberes históricos desplegada en numerosos espacios sociales y asambleas territoriales, e incluso en los medios de comunicación. La Colección Historia de LOM, pensamos, puede aportar valiosos insumos en esa misma dirección, alimentando los debates y acciones que sin duda desarrollaremos durante los próximos meses y años. Por lo mismo, las y los invitamos a visitarla

Julio Pinto Vallejos 
Coordinador Colección Historia 
LOM Ediciones

Imagen recogida del flickr de Paulo Slachevsky