Zomo weichan: contra la violencia machista

Ante las brutales evidencias de violencia, declaradas por el diputado electo del Partido Republicano, Johannes Kaiser, y el programa discriminatorio presentado por el candidato Kast, queda definido que la lucha por la eliminación de la Violencia no ha terminado.

¡No ha que ceder! A quienes pretenden atentar contra la autonomía de las mujeres, las disidencias sexuales y migrantes somos sujetos de derechos, derechos que se han logrado tras una larga lucha internacional de millones.

"Queremos una vida libre de violencia, una donde no tengamos miedo de salir a la calle. Una donde no nos vuelvan a relegar a nuestras cosas, donde nos borren del espacio público. Queremos un territorio libre de racismo y fascismo".

Este 25 de noviembre, conmemoramos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, por eso y para unirnos ante estas agresiones, compartimos el texto de Millaray Garrido Paillalef: Zomo weichan, en ZOMO NEWEN:

"En Bolivia mi mundo entero cambió. Aprendí que el nacionalismo boliviano tenía un fuerte arraigo en sus naciones originarias. Curiosamente, en aquel colegio había mucha discriminación hacia el indio. Era muy duro ver cómo los blancos le decían a la hija de una chola: «chola de mierda, chola asquerosa». ¡Como si ser chola fuese un insulto! Cochabamba es conocida como la «ciudad de las tetas», que hace referencia a que la economía es dirigida por ellas, por las cholas. Al principio no entendía las diferencias, pero poco a poco fui enterándome del tema de la Bolivia indígena. Desde ahí para adelante yo empecé a poner atención en las clases de mi mamá y entendí el concepto interculturalidad: ¿qué era ser indio?, ¿qué era la lengua?, ¿qué era el blanqueamiento?, ¿qué era la civilización?

(...)

En Temuco, cuando no estaba mi mamá, me tocó vivir un episodio horrible. Pasó algo muy feo para mí y también muy potente para mi vida. Desde entonces no confío en nadie. Fui abusada en mi casa y tuve que hacerme otro aborto. El tema de la violencia entre las mujeres mapuche es muy recurrente, pero ha estado muy silenciado hasta ahora. No se conversaba. Cuando tuve el segundo aborto, lo conversé con una de mis primas y ahí me enteré de que ella también había sido abusada varias veces, sólo que ella había tenido la suerte de no quedar embarazada. Pero es un tema bastante recurrente en las mujeres de mi generación que nos criamos en el campo. Las mujeres y… los hombres también. La violencia sexual en las comunidades es muy tapada, aceptada y naturalizada. Se dice que sí, pero las cosas no han mejorado. Ahora se habla pero se sigue haciendo. Las prácticas machistas siguen muy presentes. Son un grupo mínimo de hombres que hoy día son capaces de decir: «basta».

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