Una obra para reflexionar el legado del pasado de la izquierda chilena, en pos de las luchas del presente

Presentación del libro "El marxismo en Chile y la igualdad. Una reconstrucción en la izquierda socialista y comunista (1960-1973)" de Paula Vidal Molina.

Texto de Rolando Álvarez

En primer lugar, quiero agradecer a la profesora y compañera Paula Vidal por haberme invitado a presentar este libro. La verdad es que en el mundo de las disciplinas académicas, a veces se peca de encerrarse en las enfoques de cada uno de ellas, impidiendo el siempre necesario diálogo interdisciplinario. En mi caso, me encasillo como un historiador muy tradicional, que no tengo mayores aspiraciones teóricas ni ánimo de aventurarme a explorar en otras disciplinas. Por ello, el primer aspecto que me parece necesario destacar de este libro, es su carácter multidisciplinario. La propia autora nos dice que no quiso hacer una investigación historiográfica, pero al leerlo queda claro que tiene mucho de eso. Tampoco es un texto propiamente tal de teoría política, pero evidentemente se adentra en materias relacionados con estas temáticas. En este sentido, la propia autora ayuda a dilucidar frente a qué tipo de obra nos enfrentamos: una historia intelectual, que busca comprender la construcción histórica del concepto de igualdad, categoría considerada por la autora clave para entender la trayectoria de ayer y de hoy de las izquierdas en Chile y el mundo.

Para hacerlo, Paula Vidal se posiciona como una investigadora política y teóricamente situada. En contra de las nociones de los académicos y académicas supuestamente neutrales, Paula nos señala que su reflexión arranca desde un diagnóstico crítico de la realidad contemporánea: Es la crisis civilizatoria del capitalismo, que no solo explota a la población, sino que conduce a la destrucción del planeta mediante crisis ecológicas que amenazan su existencia. Por ello, los lectores de este libro deben tener en claro que este no se trata de una reflexión que surgió dentro de las cuatro paredes de un aula universitaria, o por el dato de un profesor de Paula o porque simplemente, porque un buen día ella despertó y pensó en el problema de la igualdad en la izquierda chilena en el siglo XX. No, por el contrario, en la mejor tradición de los y las intelectuales orgánicos, que ligan su quehacer con el movimiento real de la lucha de clases, Paula nos entrega esta obra para reflexionar el legado del pasado de la izquierda chilena, en pos de las luchas del presente.

En este sentido, ya que desde mi apropiación del significado de este libro es su reflexión para los debates del presente, quiero destacar una de las principales conclusiones (para mí, la principal) a la que arriba Paula tras su larga y meticulosa pesquisa. Esta es, más allá de otras consideraciones, que el principal legado teórico que nos dejó la izquierda chilena del siglo XX, fue la centralidad de la democracia, los valores y la igualdad material. La autorrealización humana planteada por Marx en sus escritos (pensamos en “La crítica del programa de Gotha”), se basa en la defensa de la igualdad material; la defensa de unos valores compartidos por la comunidad y la autodeterminación colectiva e individual. Citemos a Paula para sintetizar esta idea:

“La izquierda marxista chilena no puede desconocer la íntima vinculación entre democracia, socialismo, igualdad y libertad como principios que se complementan y potencian. Estas fueron, y siguen siendo, los puntos que permiten levantar la crítica al presente histórico e imaginar un futuro promisorio en el comunismo”.

Una vez definido el carácter del libro y su principal objetivo político, bien vale la pena explicar su estructura. En la introducción se sintetiza la operación que genera la trama del texto. Además, se realiza un minucioso examen teórico al concepto de igualdad, deteniéndose especialmente en la tradición el materialismo histórico. Luego el texto se subdivide en tres partes. Cada uno de ellos combina una mirada histórica de la izquierda chilena durante el siglo XX hasta 1973 y la conexión con las definiciones teóricas de la igualdad. En el caso de la segunda parte, se revisa en particular la trayectoria del Partido Comunista sobre esta materia y en la tercera, se hace lo mismo con el Partido Socialista. Ambas colectividades, que constituyen la izquierda histórica, fueron seleccionadas por el arraigo político y social que obtuvieron durante el período escogido por la autora. En efecto, el marco temporal de esta obra comprende los años de 1960 y 1973, definidos en la obra como los años dorados de la izquierda chilena. Durante estos años, este sector político logró el principal triunfo electoral de su historia hasta ese momento, cuando el 4 de septiembre de 1970, el candidato de la Unidad Popular Salvador Allende obtuvo la primera mayoría en las elecciones presidenciales de ese año. Por su parte, tanto socialistas como comunistas consiguieron una alta representación en el parlamento. Asimismo, durante esta década, la izquierda logró convertirse sólidamente en la primera fuerza en importantes organizaciones sociales, como las del movimiento sindical y estudiantil universitario. Disputó palmo a palmo la representación en las organizaciones de pobladores y campesinos, en donde tenía una presencia significativa la Democracia Cristiana. Destacó, especialmente a fines de los sesenta y los años de la UP, su conexión con el movimiento juvenil, que daba claras muestras de la revolución cultural que el país estaba experimentando, y en la cual la izquierda había logrado conectarse en parte en base a su discurso de transformación revolucionaria de la sociedad. Era una izquierda con presencia territorial de base, con sedes ubicadas en comunas populares y lugares recónditos del país. Que contaba con numerosos medios de comunicación, que en el caso de la prensa escrita, inclusive disputaba el tiraje con los medios comerciales. Las radios eran otro medio que la izquierda utilizó para conseguir conectar la demanda social, con el proyecto político. En este esquema, Paula Vidal se pregunta cuál o cuáles fueron las características de la propuesta de la izquierda hizo al pueblo chileno… y que de cara a lo señalado, tuvo una positiva acogida entre la población. ¿Cuáles fueron las bases teóricas de sus propuestas en materia de la demanda de igualdad?, ¿qué tipo de igualdad era la que se defendió en esa época? En contra de aquellas concepciones que han caricaturizado la reflexión teórica de la izquierda chilena a una recepción acrítica del materialismo histórico, que reducen sus planteamientos a pura ortodoxia y repetición mecánica de manuales, Paula propone revalorizar las reflexiones teóricas de los intelectuales orgánicos del Partido Comunista y Socialista. De esta manera, Paula cumple una de las premisas fundamentales de una investigadora original y con inventiva: cuestionar los lugares comunes de lo políticamente correcto y establecido por vacas sagradas de uno u otro lado.

En este campo de preguntas, Paula nos adentra en un campo no investigador por los especialistas sobre la izquierda. Los lectores, a través de sus páginas, podrán descubrir los análisis que los dirigentes socialistas y comunistas realizaron sobre la emancipación humana, sobre la centralidad de la libertad como parte consustancial al logro de la igualdad y cómo se evaluó que el socialismo –cómo un desarrollo superior de la democracia– era la única manera de terminar con la desigualdad estructural provocado por el capitalismo. Los pasajes del libro que contienen los análisis teóricos de la izquierda chilena se convertirán en referencia obligada para todos quienes se quieran aproximar a una historia intelectual de la izquierda chilena y las derivaciones teóricas durante el siglo XX. Como último apunte sobre este aspecto, es necesario recalcar que los hallazgos realizados en este trabajo, no se obtuvieron en base a un análisis condescendiente con los planteamientos de los autores escogidos. El método crítico es la base que atraviesa a toda la obra, y no hay medias tintas a pesar de la empatía de la autora con su objeto de estudio.

Ahora quiero plantear algunas reflexiones que me provocó la lectura de este libro. En primer lugar, es muy original rescatar a algunos de los principales dirigentes comunistas y socialistas como intelectuales. De esta manera, se rompe la manera tradicional de entender al “Intelectual” como al académico sesudo que predica desde la academia. Tal como lo demuestra este libro, los dirigentes políticos pueden jugar un papel de intelectuales orgánicos, en el sentido gramsciano del término. Esta es una veta analítica todavía poco explorada por los y las historiadoras. Mi colega Cristina Moyano realizó una investigación del MAPU visualizando a sus dirigentes como intelectuales. Pero, curiosamente, en el caso del PS y PC, colectividades de mucha más larga existencia y, digámoslo francamente, de mucho más densidad histórica, todavía queda un mundo por hacer. En particular, Paula elige con mucho acierto a Luis Corvalán, Orlando Millas y Volodia Teitelboim como dirigentes-intelectuales del PC. Las fuentes históricas son generosas en cubrir sus palabras, porque los tres hablaban y escribían mucho. Tanto, que seguramente Paula podría ampliar el tratamiento de sus aportes a otras áreas del pensamiento y las materias ideológicas. El caso del Partido Socialista, Paula optó por elegir a Salvador Allende, Clodomiro Almeyda y Julio César Jobet. Conozco mucho menos la historia del PS que la PC, pues en general existen mucho menos pesquisas sobre la colectividad de Allende. Pero los dos primeros nombres me parecen incuestionablemente representativos. Sin embargo, no tengo tan claro el nombre de Jobet, porque me parece que no fue un dirigente de la primera línea partidaria, como sí lo fueron los otros 5 nombres. ¿Habrá material suficiente de Carlos Altamirano, figura central del PS durante esta época?  Tal vez habría sido una alternativa interesante. Con todo, Julio César Jobet fue un destacadísimo intelectual socialista, y claramente reúne todos los méritos para ser considerado.         

Un segundo aspecto que me gustaría destacar es la sección dedicada a Salvador Allende. El análisis de Paula demuestra sin lugar a dudas la centralidad de la democracia en la matriz del proyecto político de la izquierda chilena. La comprensión del socialismo como un estadio superior del sistema democrático liberal, queda a la luz de los planteamientos de Allende. Es decir la unidad entre socialismo y democracia era una cuestión que la izquierda chilena repensó desde la forja de la llamada “Vía Chilena al Socialismo”. En el tratamiento de los planteamientos sobre la noción de igualdad entre los dirigentes del PC también se aprecia la concepción de la sociedad futura sustentada en la democracia. Este aporte del libro me parece muy importante de remarcar, puesto que luego de 1973, ciertos sectores de izquierda llevaron a cabo un proceso de reflexión política conocido como la “renovación socialista”. No es este el espacio para hablar sobre ella, pero en pocas palabras, se tradujo en el abandono del materialismo histórico y la subordinación ideológica al liberalismo de fuerzas políticas otrora marxistas. Además, fue clave para abrir paso a la transición pactada y la historia reciente de Chile. Dicho esto, parte sustancial de los supuestos de la renovación socialista, se sostuvo en el supuesto que la izquierda chilena, hasta 1973, no fue capaz de llevar a cabo reflexiones sobre el problema de la democracia y el socialismo. Entonces, la renovación socialista se autodesignó como la primera generación de izquierdista que pensó estas materias. Esta tesis, proveniente del debate político y por ende muy discutible, ante la ausencia de investigaciones, cobró estatus académico. Por ello, tal como lo dice Paula al comienzo de su libro, casi es una muletilla la caricatura de partidos de izquierda embrutecidos por la ortodoxia prosoviética y/o por la nueva moda izquierdista proveniente de Cuba y las experiencias de lucha armada. Es más, algunos ilustres “renovados”, fogosos militante antes del ’73, plantean que su generación joven no fue contaminada por esas ortodoxas. Que se podía ser un joven comunista, totalmente libre de la antigua tradición estalinista del PC. O peor aún, otros han cancelado toda posibilidad de herencia de esas luchas históricas, aduciendo la cancelación de todos los valores y principios de aquella epopeya. Teniendo en cuenta esto, la contribución del libro que hoy estamos presentando es central, porque deja en claro la vigencia del proyecto democrático de la izquierda chilena, a pesar de los crímenes de la dictadura, de la transición descafeinada y los cíclicos llamados a partir desde cero. Quienes lean y estudien este libro, tendrán las armas de la crítica para responder a los viejos y nuevos defensores de la “renovación socialista”, entendida como la claudicación teórica y política de la izquierda.

Este libro da materia para muchas conversaciones. Por ejemplo, yo no ahondaré en nada en la cuestión propiamente teoría del humanismo socialista y comunista, ampliamente desarrollado en la obra, que daría para un extenso comentario. Por ello, quiero cerrar mi comentario con una conclusión de Paula, la cual comparto plenamente. Su trabajo constata que la dirigencia de los partidos de izquierda no eran duchos conocedores del marxismo y que sus textos denotan limitancias. A veces se extrañan mayores desarrollos de algunas materias, que quedan solo enunciadas y apegadas a los planteamientos de los clásicos. En otras ocasiones, sus planteamientos se aproximaban a los planteamientos liberales, algo no tan extraño si es que tenemos en cuenta que la historia de larga duración de la izquierda chilena contempló en el siglo XIX el liberalismo popular del artesanado, como lo llamó el colega Sergio Grez. Por ende, concluye Paula, que “la reflexión surgía directamente desde los desafíos que ponía la práctica”. Este planteamiento, que resume bien las formas de hacer y pensar la política de la izquierda chilena hace más de 50 años, es seguramente el otro gran y fundamental legado que nos deja esa generación a todos quienes luchan hoy por el cambio social y político en Chile.