Las batallas por la memoria

Por Eduardo González Navarro (vicepresidente Colegio de Profesores/as)
Palabras de presentación del libro "Cuando éramos otros. Memorias de un dirigente social" de Jorge Pavez Urrutia 

24 de mayo de 2023, Sala Máster Radio Universidad de Chile

Por esas extrañas circunstancias, comparto con el autor del libro, el profesor Jorge Pavez Urrutia, dos condiciones: ambos somos docentes y hemos estado atravesados por la experiencia dirigencial en el Colegio de Profesores/as, aunque, cabe advertir, nunca coincidimos en el tiempo histórico de la dirigencia; cuando Jorge la deja, por allá en el año 2013, yo la asumí por primera vez. Quisiera aprovecharme de estas extrañas coincidencias, para compartir con ustedes, desde estas coordenadas, algunas reflexiones generadas por la lectura del libro “Cuando Éramos Otros: memorias de un dirigente social” que hoy comentamos.

En primer lugar, y recurriendo a mi condición de profesor de historia, quisiera advertir sobre la tríada que se conjuga en el texto respecto al año de publicación, su título y el actual contexto nacional. En efecto, estamos en presencia de un libro de memoria de uno de los más destacados dirigentes sociales y políticos de los últimos años y que llegó a ser una figura descollante del magisterio en la década de los 80’ y 90’. En este sentido, como punto de entrada, me parece fundamental afirmar que el libro de Jorge Pavez es portador, claramente, de aquello que la historiadora María Angelica Illanes, en su momento llamó “las batallas por la memoria”. El libro de Jorge constituye, a mi entender, un “nuevo momento” de esta batalla y que, en el actual contexto de los 50 años del golpe, signado por el negacionismo y el avance de la derecha, adquiere un rol decisivo, inevitable y estratégico de disputar.

El libro “Cuando éramos otros: memorias de un dirigente social” si bien se desarrolla en un registro ineludiblemente personal, ello está lejos de representar un relato subjetivista e individualista; por el contrario, desde esa memoria individual se articula una “memoria social”. Estamos en presencia de un texto de memoria como representación colectiva, en tanto que los recuerdos subjetivos forman parte de una realidad más amplia. Muy ilustrativo al respecto es, precisamente, el título del libro: “cuando éramos otros”, que denota un plural, dando cuenta de esta dimensión social, popular y colectiva que encarna la memoria del autor.

Visto así, la lectura del texto que comentamos es la puerta de entrada o un ángulo posible para reflexionar en la comprensión de esa memoria colectiva que está a la base de la conmemoración de los 50 años del golpe cívico-militar.

Como segunda cuestión, y en este mismo marco de la memoria, es el claro rechazo del autor a lo que algunos pensadores han denominado una memoria “monumental y anticuaria”, esto es, un acercamiento al pasado en lógica contemplativa y descriptiva, orientada a narrar hechos y gestas. Por el contrario, en las memorias del ex presidente de la AGECH, pasado y presente son uno solo. Es una memoria analítica y reflexiva que se proyecta hacia los momentos actuales que vivimos como país, siendo desde estos supuestos que adquiera plena coherencia el desarrollo de la última sección del libro titulada “Epílogo en tres tiempos”, en los cuales nuestro autor evalúa el desempeño del actual gobierno, el escenario constituyente que, dicho sea de paso, fue el telón de fondo sobre el cual se escribió el libro, e incluso se aventura a perfilar una hipótesis sobre el escenario nacional afirmando que no estaríamos ante la derrota del neoliberalismo, sino que ante un “exceso de kilometraje” como lo llama, en donde los sectores dominantes “organizan un nuevo orden mundial en que la digitalización y la manipulación psicológica serán la norma”, afirma Pavez. Para ello, y como buen profesor de Castellano, nos recuerda la novela de George Orwell 1984.

“Cuando éramos otros: memorias de un dirigente social” no es un texto que se estructura en base a una lógica diacrónica y una sumatoria de hechos, sino que más bien a lo que podríamos llamar ejes temáticos que operan como anclas de la memoria, en donde lo sustantivo no es el dato en sí, sino la construcción de sentido que le da el autor. Desde acá se entrecruzan recuerdos personales íntimos, como las añoranzas veraniegas del autor en el litoral central, con experiencias derivadas de su rol dirigencial público que por décadas asumió encabezando las luchas del profesorado. Sus memorias abordan su salida de la dirigencia del Colegio de Profesores/as a la que califica como “amarga”, la experiencia de haber sido Director de un establecimiento escolar situado en un sector popular de la región metropolitana, su mirada sobre importantes líderes sindicales como Manuel Bustos y Clotario Blest, sus impresiones sobre distintos presidentes con quienes tuvo ocasión de compartir, tanto a nivel nacional como internacional, su evaluación sobre históricos dirigentes del PC, su experiencia en la Asamblea de la Civilidad y, por cierto, recuerdos sobre cómo se construyó la organización más importante del profesorado de la historia reciente, la Asociación Gremial de Educadores de Chile (AGECH) de la cual fue precisamente, su presidente.

Los recuerdos de Jorge no caen en idealismos o mitificaciones. No hay superhéroes, ni “hombres de mármol” a semejanza de la película de Andrzej Wajda. Junto con el dirigente político, social y sindical, está también el esposo, el compañero, el padre, el hijo, el hermano, con todas las tensiones y contradicciones que implica llevar satisfactoriamente todos esos roles a la vez; si es que cabe el epíteto de llevarlas “satisfactoriamente”; nuestro autor, al menos, se lo pregunta. Es el hombre de carne y hueso con sus debilidades y virtudes, aciertos y desaciertos, inseguridades y seguridades que conviven en cada acción, palabra y sentimiento de quien ha resuelto construir una vida, una organización y militar en la causa popular. “Se es uno y todos” nos dice Jorge en uno de sus capítulos.

En torno a los diversos “ejes de memoria” sobre los cuales recuerda Pavez, me parece ver una hebra que va hilvanando y que, si bien el autor no la explicita, creo que emerge con cierta nitidez en su relato. Me refiero a una lectura que emana desde su praxis política sindical y que en el texto se teje en la relación partido, movimiento social, rol dirigencial, clase trabajadora y proyecto político. En efecto, Pavez da cuenta de su temprana militancia en el PC y su rol clandestino en dictadura y cómo desde ahí se realizaron denodados esfuerzos por reconstruir el movimiento de los trabajadores, aportando, en su caso, desde las y los profesores, tema sobre el cual entrega valiosa e inédita información. No me parece menor, ni menos casual, que Jorge Pávez se detenga en la experiencia de la Asamblea de la Civilidad, se expresa ahí, a mi entender, una valoración por el “mundo social y sindical” como pivote del accionar político transformador, esfuerzo que, sin embargo, fue traicionado por partidos que años más tarde serían el eje de la Concertación, todo, por cierto, a través de la mano de EE. UU que Pávez muy bien nos recuerda. “Un sueño que no fue” llama nuestro autor a aquella experiencia.

Desde estos presupuestos, el autor reflexiona sobre los desafíos de la izquierda en el presente, insistiendo, en la relevante discusión sobre el “sujeto” que, para nuestro autor, contrariamente a las modas en curso, siguen siendo las y los trabajadores. La izquierda, nos dice, debe estar “sintonizada no solo en los discursos, sino en la acción con el mundo popular”. Y agrega, casi en un tono aleccionador “cuando en ciertos momentos de la historia estos factores estuvieron presentes, aunque fuera de modo parcial, la izquierda logró potenciarse”. 

Provisto de estos balances, anidados en una experiencia y práctica política fogueada en plena dictadura, no resulta extraño entonces su severa evaluación respecto al actual gobierno, precisamente por no fundar su política en estos principios: “Durante los meses del nuevo gobierno, nos dice, la mayoría del pueblo llano y raso, que le había entregado su respaldo tiempo antes, no se sintió convocada ni consultada en nada”.

Cabe advertir de manera rápida, antes que algún incauto se llame a engaño, que tales reflexiones no encierran ni una gota de nihilismo, ni menos de anticomunismo, aun cuando Pavez es crítico respecto a su ex-partido; por el contrario, el profesor de Castellano es el perfecto Necio de la canción de Silvio Rodriguez. Es un sembrador de esperanza. “Lo sigo creyendo”, nos dice. Y remata: “otro mundo es posible”. Siendo esta sentencia suficiente para leer el libro