"Olvidar el pasado significa olvidar el futuro": Chomsky

La primera Feria Internacional del Libro de las Ciencias Sociales de Recoleta reunirá a autores e intelectuales de Latinoamérica, Europa y Estados Unidos. La feria, que se celebrará entre el 6 y el 16 de abril y cuya entrada es gratuita, se une a las conmemoraciones por los 50 años del Golpe de Estado en nuestro país, y "representa el esfuerzo por acercar la cultura, la reflexión y el pensamiento crítico a la gente". Noam Chomsky será uno de los invitados estelares a esta Feria, con su ponencia “El golpe de Estado en Chile y los desafíos democráticos hacia el futuro, el miércoles 12, 15.00 hrs. (Ver programa de la FERIA)

A propósito de la visita de Noam Chomsky, y dentro del contexto de protestas que se vive hoy en Israel, cuando cientos de miles de israelíes salieron a las calles en todo el país en lo que ha sido calificado como "las protestas más grandes en la historia de Israel", compartimos un fragmento de su libro Conversaciones sobre Palestina (LOM, 2016), para transformarnos en un espacio de debate y reflexión cultural.  

El pasado

Frank Barat: ¿Es tan importante el papel del pasado para comprender el presente? Cada vez más, se le pide al pueblo palestino que siga adelante, que olvide el pasado, la Nakba de 1948, los refugiados. ¿Cómo respondería usted a eso?

Noam Chomsky: Bueno, no sucede sólo en este caso. Es bastante usual que quienes están en una situación de poder digan: «Olvídate de todo lo que pasó y ahora sigamos adelante». En otras palabras: «Yo ya tengo lo que quiero, tú olvídate de tus inquietudes. Voy a quedarme con lo que quiero». Es eso lo que significa también en este caso. Olvidar el pasado significa olvidar el futuro, porque el pasado implica esperanzas y ambiciones, muchas de ellas totalmente justificadas, que serán tenidas en cuenta en el futuro si se les presta atención. Esencialmente, es decir: «Descartemos sus ambiciones y sus justas esperanzas porque ya tenemos lo que queremos».

Ilan Pappé: Definitivamente, estoy de acuerdo con esto. Yo diría que en el caso de Palestina (y esta es la razón por la cual nos siguen pidiendo que hablemos y demos nuestro punto de vista) el reloj de la destrucción avanza, con cada coyuntura histórica, a un ritmo mucho más rápido que nuestra capacidad de proponer soluciones. Sin embargo, seguimos en un callejón sin salida debido a que la percepción de quienes manejan el llamado «proceso de paz» –aquellos que interpretan la realidad en Palestina e Israel y afirman saber cuál es la solución correcta– es rígida y no ha cambiado en años.

Básicamente, es una fórmula para la paz que insiste en sacar el pasado de la ecuación. Estos agentes de paz afirman que el único pasado pertinente para cualquier proceso de paz es el momento en que este comienza. Todo lo que ocurrió antes es irrelevante. Así que, si ya existen enormes bloques de asentamientos judíos en toda Cisjordania, no se puede pensar en su desmantelamiento. Sólo se puede llegar a pensar en un intercambio de territorios. Entonces, el pasado se convierte en un obstáculo a ojos de la supuesta mediación, pero el pasado lo es todo desde el punto de vista de los pueblos oprimidos y sometidos a una ocupación militar.

Noam Chomsky: Podría añadir que es algo universal. El presidente Obama dice: «Bueno, olvidémonos de los crímenes cometidos, de la invasión de Irak, sigamos adelante». En otras palabras, sigamos igual que hasta ahora. Esa es el arma de los poderosos.

Ilan Pappé: Absolutamente.

(...)

Frank Barat: Hoy en día, muchos describen al sionismo como un movimiento colonialista de sentamiento. ¿Ustedes están de acuerdo con esta definición?

Noam Chomsky: El asentamiento judío en Israel fue sin duda un movimiento colonialista de asentamiento. Cuando se habla de lo que era el sionismo, depende de la amplitud que se le quiera atribuir. El movimiento se convirtió, sí, en una sociedad colonial de asentamiento. Al igual que Estados Unidos, Australia, el mundo anglosajón. Israel es uno de ellos. No es una consideración menor. Si se analiza de dónde proviene el apoyo internacional a las políticas de Israel, comprobamos, en primer lugar y por supuesto, que lo hace de Estados Unidos, pero, en segundo lugar, está el resto del mundo anglosajón: Australia, Canadá… Sospecho que la población tiene una especie de respuesta intuitiva: «Mira, nosotros lo hicimos, por lo tanto debe ser correcto». Las sociedades coloniales tienen una mentalidad particular. «Hemos logrado exterminar o expulsar a la población originaria, así que tiene que haber algo que lo justifique»; la civilización superior u otras ideas por el estilo.

Ilan Pappé: Nuestra posibilidad de cambiar la perspectiva y la percepción internacional, incluso en sociedades coloniales de asentamiento, se relaciona con el pasado. Aun si tomamos el ejemplo de Estados Unidos y Australia hoy en día, tal vez porque las políticas fueron genocidas y sucedieron hace muchos años, no creo que sea probable que estas sociedades recurran a prácticas colonialistas de asentamiento en la actualidad. Pueden lidiar bien (o no tan bien, desde nuestra perspectiva) con los crímenes del pasado. Pueden idear diferentes formas de involucrarse, como lo hicieron los australianos cuando crearon el National Sorry Day [Día Nacional del Perdón]. O incluso actos de reconciliación más progresistas, como el permiso otorgado por el Gobierno de Nueva Zelanda a la población maorí para que pueda regresar a las tierras que le habían robado. Todos estos actos están enmarcados en lo que podemos denominar la zona de confort de esas sociedades coloniales, que durante la primera etapa de colonización diezmaron a la población nativa en tal medida que no temen que los actos simbólicos cambien la situación socioeconómica ni las realidades políticas actuales. Para la población israelí, por supuesto, la tarea es mucho más compleja. Todavía sigue usurpando porque no consiguió, en la primera etapa de la limpieza étnica de 1948, la eliminación de las palestinas y palestinos como pueblo.

Y como, por ello, cualquier acto simbólico de reconciliación tendría un impacto profundo y tangible en la realidad socioeconómica y política, la mayoría de la población judía israelí hace todo lo posible para evitarlo. De lo que no están seguros es de tener éxito en obtener legitimación internacional y regional de sus actos.

Noam Chomsky: Es verdad. Israel ha tenido el problema de que fue una versión en el siglo xx de un colonialismo vigente entre los siglos xvii y xix. Eso es un obstáculo. Pero no me refería a ello. Hay una especie de mentalidad subyacente en el mundo anglosajón, en las sociedades coloniales de asentamiento, simplemente una parte inmutable de la forma en que la gente ve el mundo, que suele pasar inadvertida. No obstante, si hablamos del futuro, esto está cambiando. Desde la década de 1960, principalmente gracias al efecto del activismo de ese entonces, ha vuelto a surgir una considerable y significativa preocupación por lo que realmente sucedió en el pasado. Mucho de esto había sido suprimido hasta aquel momento, literalmente. Si nos remontamos a la década de 1960, los antropólogos más reconocidos afirmaban que había apenas un millón de indios [pobladores originarios] en todo el país. Eso se ha derrumbado. Ahora las actitudes son muy diferentes. Creo que esto es parte del trasfondo que explica el aumento de las críticas al carácter colonialista de Israel. Existe una sutil conexión entre estas cuestiones.

Ilan Pappé:: Estoy de acuerdo y creo que este cambio de percepción en las
sociedades coloniales de asentamiento es algo por lo cual todavía estamos
luchando como activistas. Recuerdo lo difícil que fue explicar a mis alumnos y alumnas en Inglaterra que lo que ven en Israel y Palestina hoy es una aplicación diaria de la ideología y el discurso colonialistas
del siglo XIX.

Noam Chomsky: Sí.

Ilan Pappé: Lo que presenta gran dificultad para los israelíes es evitar describir su realidad como colonialista cuando intentan hacerlo en hebreo. Toda traducción a otra lengua de la terminología israelí que refiere a los asentamientos inevitablemente expone la naturaleza colonialista del proyecto. Incluso la población judía progresista proisraelí se siente incómoda cuando este acto de traducción se lleva a cabo. Este problema de Israel es también un problema para cualquier activista. Estamos lidiando con un fósil del siglo xix que sigue vivo y coleando en el siglo xxi. Por ello creo que el poder que tiene conectar el pasado con el futuro se hace evidente en el paradigma del colonialismo de asentamiento. Porque el colonialismo no es tan sólo el proceso de asentamiento y colonización, sino también lo que sucede después.

Noam Chomsky: La expulsión de la población originaria.

Ilan Pappé: Exactamente.