¿Cuál es el secreto del “milagro chino? Una conversación con Jorge Heine

Por Liaoguo Chen

*Texto tomado del sitio de Centro de Políticas de Desarrollo Global, Universidad de Boston
 
¿Cómo llegó China, el antiguo Imperio del Centro, el país más poblado y segunda economía más grande del mundo, a su posición actual? ¿Será éste, como dicen algunos, el siglo de Asia y, en buena medida, el de China? El “milagro chino” ha llevado al país a crecer a un promedio anual del 10 por ciento durante 30 años consecutivos, desafiando las predicciones de todos los economistas y convirtiéndose en la primera potencia manufacturera y exportadora del mundo. ¿Cómo lo logró?
 
En su nuevo libro, XI-NA EN EL SIGLO DEL DRAGÓN : LO QUE TODOS DEBEN SABER SOBRE CHINA, publicado por Lom, Jorge Heine, ex Embajador de Chile en China, examina cómo, en los últimos 40 años, China irrumpió en el escenario internacional, dándole su propio sello a un mundo en cambio. El autor se enfoca especialmente en la presidencia del líder chino Xi Jinping y lo que ha logrado hasta ahora. Lo hace en un texto muy ameno, que combina análisis político con observaciones de primera mano y anécdotas de sus experiencias en China, un país donde el cambio es tan rápido que ha llevado a acuñar un nuevo término para describirlo: el tierra del “ultrarrealismo”, tal como América Latina es descrita como la tierra del realismo mágico.
 
A continuación, Jorge Heine responde preguntas y comparte el cambio de política que haría de la noche a la mañana:
 
P: Como abogado, politólogo y exembajador de Chile en China (y Sudáfrica e India), ¿cómo ha influido su variada experiencia en su comprensión del llamado “milagro chino”?
 
JH: Como alguien que proviene de Chile, que comenzó su carrera académica en el Caribe y que se desempeñó como diplomático en África y Asia antes de ser destinado a Beijing, me gustaría pensar que tenía una idea bastante clara acerca de los desafíos del mundo en desarrollo. Dicho esto, debo decir que nunca esperé ver lo que vi en China, un país grande que piensa en grande y que actúa como tal. Ha logrado así cosas tan notables como sacar de la pobreza a 800 millones de personas en 40 años, algo inédito. En gran parte del mundo en vías de desarrollo, la gente tiende a encontrar razones para NO hacer las cosas. En China, encontré que eso no es aceptable. Se espera que la gente encuentre la manera de hacer las cosas. Un alcalde dice que un puente estará listo en seis meses, y lo está. En muchos países, el mismo puente puede tardar cinco o diez años, o puede que nunca se construya.
 
P: ¿Cómo fue su experiencia de vivir en China y experimentó algún caso de "ultrarrealismo"?
 
JH: La imagen de cómo es vivir en China que tienen muchas personas en el exterior, sigue siendo la de la vieja China, la China de los años 70 y 80. Algunos amigos míos pensaron que en Beijing vivía en una especie de pagoda comiendo arroz. Poco saben que, en muchos sentidos, la verdadera modernidad en el mundo de hoy se puede encontrar en China más que en América del Norte o Europa Occidental. La mera comparación de los aeropuertos de Beijing, Shanghái o Guangzhou con los de muchas ciudades occidentales es revelador. La diferencia no puede ser más llamativa. El tren que lleva al aeropuerto de Pudong en Shanghái lo hace a 450 kilómetros por hora. En mi libro me refiero a Shanghái como la primera ciudad del siglo XXII por una razón: la forma notable en que ha logrado preservar sus edificios neoclásicos tradicionales de principios del siglo XX en el Bund, mientras construye decenas de rascacielos de 100 pisos en Pudong, justo al otro lado del Río Huangpu, intercalados con ciclovías, senderos y parques de diseño urbano de la más alta calidad. En 1990, Shanghái no tenía ni una sola línea de Metro. En 2012 tenía 14. Río de Janeiro tenía dos líneas de Metro en 1990. En 2012 tenía las mismas dos. 44 ciudades en China tienen Metros hoy.
 
Un término clave para entender la China contemporánea es la de “China speed”. Mis amigos a menudo me preguntan "¿Por qué China crece tan rápido?" Y mi respuesta es: “Porque hace las cosas rápido”. El puente sobre agua de mar más largo del mundo es el que va de Zhuhai a Hong Kong, tiene una longitud de 50 km, se construyó en seis años y se inauguró en 2018. Mi propio país, Chile, es el país más desarrollado de América Latina, tiene la mejor infraestructura de la región y algunos de los mejores ingenieros. En 2012 se comenzó a construir un puente en el sur de Chile, de Puerto Montt a Chiloé, sobre el Canal de Chacao, con una longitud de 2 km. Diez años después, no está ni a medias.
 
P: ¿Cuál fue la inspiración para escribir este libro?
 
JH: Hay una extensa literatura sobre China en inglés. Hay muchos menos libros sobre China en español, escritos desde una perspectiva latinoamericana. China está atravesando por un momento difícil en este momento, con una desaceleración económica, el COVID-19 aún sin controlar y un reventón de la burbuja inmobiliaria. Pero ha recorrido un largo camino, y si no entendemos cómo China ha llegado tan lejos, no entenderemos hacia dónde va el mundo. Esto es especialmente importante para América Latina, que está saliendo de una gran crisis, y necesita con urgencia reiniciar el crecimiento económico y reducir la pobreza. Uno de cada tres latinoamericanos vive por debajo de la línea de pobreza. En la región no hay interés en imitar el modelo político chino, pero hay cosas que podemos aprender de las políticas públicas chinas, y ésa es una de las principales razones por las que escribí este libro.
 
P: Dado el papel destacado de China en la economía mundial reciente, ¿está de acuerdo en que este siglo será el siglo de Asia? ¿En qué medida será el siglo de China?
 
JH: Estoy convencido que éste va a ser el siglo de Asia. Todos los datos demográficos y económicos apuntan en esa dirección. Hoy, ya más de la mitad de la población mundial, unos 4 mil millones de personas, son asiáticos. Las proyecciones indican que en 2050, las tres principales economías del mundo serán China, India y Estados Unidos, en ese orden. De las diez principales economías del mundo, siete serán no occidentales, incluidas muchas asiáticas. Y en el centro de este resurgimiento asiático está China.
 
P: “¿Qué quiere China?” es, según el escritor Michael Schuman, “la mayor pregunta del siglo XXI”. ¿Qué crees que quiere China?
 
JH: Hasta principios del siglo XIX, China era la mayor economía del mundo y representaba el 30 % del PIB mundial. Luego vino lo que los chinos llaman “el siglo de la humillación”, iniciado por la Guerra del Opio en 1839, desencadenando procesos que hasta 1949 mantuvieron al país en una profunda agitación. China ha tenido grandes avances desde entonces, especialmente después del período de “reforma y apertura” iniciado por Deng Xiaoping en 1978. Lo que China quiere es simplemente recuperar el lugar que le corresponde en el concierto de las naciones. Impulsado por lo que el Banco Mundial ha llamado el "traslado de riqueza" del Atlántico Norte a Asia Pacífico, el sistema internacional está experimentando cambios de gran envergadura, hacia lo que se ha llamado un orden mundial multiplex, en muchos sentidos un mundo post-occidental, en el que China aspira a jugar un papel significativo.
 
P: ¿Qué cambio de política haría en China de la noche a la mañana?
 
JH: En China existe el hukou, un sistema de registro de viviendas vigente desde el comienzo de la República Popular China, y que en 1958 incorporó restricciones de movilidad a los residentes. La distinción clave radica entre los hukous rurales y urbanos. El tipo de hukou determina el tipo de beneficios sociales a los que tiene derecho la gente, incluyendo educación, servicios de salud, pensiones, etc., cuya calidad varía de una localidad a otra. Esto lleva a una situación en la que millones de migrantes rurales a las ciudades: a) dejan a sus hijos en el pueblo de donde provienen; y b) tienen que valerse por sí mismos en términos de servicios sociales. Si bien el sistema se ha hecho más flexible en los últimos años, todavía está vigente. Puede que haya cumplido un propósito en décadas pasadas, pero ha llegado el momento de eliminarlo. Inflige demasiadas dificultades a demasiadas personas.
 
Boston, 11 de septiembre de 2022.