Conocimiento, intimidad y urgencia. Tres elementos para una lectura feminista del libro Simone de Beauvoir en sus desvelos

                                                                                     Por Panchiba F. Barrientos

 

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Me siento muy contenta de haber sido invitada leer la reciente edición impresa de Simone de Beauvoir en sus desvelos. Lecturas feministas y de tener hoy la posibilidad de compartir una mirada sobre de esta colección de textos. Me pone feliz poder ser parte de la celebración de la llegada de este libro al universo del papel y poder presenciar, desde mi propio rincón, una nueva encarnación de las lecturas que sus autoras han ofrecido sobre la escritura de Beauvoir como parte del desarrollo del proyecto Fondecyt en el que estuvieron trabajando y compartiendo entre 2010 y 2012. 

Este es un libro que para mi es a la vez es algo nuevo y algo antiguo, y es que así como me desafía a pensar en las posibilidades de emprender el esfuerzo de releer parte de la obra de Simone de Beauvoir desde el Sur y de hacerle nuevas preguntas a la luz de concepciones feministas que tensionan las nociones de la experiencia, lo imaginario, lo autobiográfico y la urgencia. Este libro también me obliga a pensar en otras cosas y me saca del plano de la lectora que se enfrenta “sólo a un texto”, haciéndome escuchar a sus autoras desde un lugar diferente, marcado por la cercanía y la admiración que despiertan en mi sus voces y sus diferencias.

Leer este libro me hizo pensar en las clases de la profes Olga Grau y de Valentina Bulo que tanto disfrute en el 2013  y el 2015. Me hizo pensar en la primera vez que vi a Ajandra Castillo y la escuché leer una ponencia, con esa voz con la que lee, que siempre está cargada de una potencia que te deja sin palabras, el texto era “El feminismo no es un humanismo”, sin duda algo muy apropiado para pensar en las preocupaciones de Simone de Beauvoir que nos convocan hoy. Leer este libro me hizo acordarme también de las intervenciones de Vero en el curso de Cristóbal Durán en el que fuimos compañeras en el 2014 y de su amor por Blanchot y sus preguntas en torno a la relación de la filosofía y la literatura. En último lugar, quizás el recuerdo más entrañable por todo lo que ha significado en estos años, ésta lectura me hizo recordar el día en que conocí a Gilda Luongo, en el 2011, en un  panel sobre sexualidad e infancia que formó parte del Tercer circuito de disidencia sexual de la Cuds, que se llamaba “No hay respecto”. Ese día Gilda leyó ¿Cuál sexo de la infancia?, texto que es parte del libro en torno al cuál hoy nos estamos reuniendo para conversar.
 
Mientras leía pude sentir en los textos que aparecen esta colección, voces familiares que me envolvieron. Fue interesante leer imaginando una voz que no es la propia y que podía poner a cada texto unos énfasis, pausas y puntos de tensión que no eran necesariemente míos y que me hacían imaginar que en realidad más que una lectora me estaba transformando en oyente. Este gesto, da cuenta del despliegue de la escena local de un pensamiento feminista del que las autoras de este libro han venido siendo una parte fundamental. La posibilidad de reconocer su voz y sus formas de escribir y de leer para comunicar nuevas ideas, es un testimonio que pone en evidencia la importancia no sólo de este libro colectivo que las une, si no también de sus constantes aportes como investigadoras desde filosofía, el feminismo, la literatura y la historia.
 
¿Cómo leer los textos que componen este libro sin implicarse, sin imaginar puntos de encuentro, sin trocar la lectura en una experiencia cargada de sensaciones, de voces, de disputas, de recuerdos y de esperanzas? ¿Cómo construir una mirada que nos permita acercarnos a las voces de Elsa, Verónica, Olga, Gilda y Alejandra, sin exponer aspectos íntimos, si cada texto del libro, nos llega cargado de miradas que la propia Simone de Beauvoir, definiría como surgidas de la vida “de carne y hueso”? ¿Cómo no decir la cercanía, la rabia, las urgencias, las incomodidades, los miedos, los sueños compartidos, y otras tantas cosas que desde las distancias con Simone comienzan a levantarse a partir de las lecturas que estas autoras nos proponen en torno a la obra de Beauvoir?
 
 
Las disciplinas nos expulsan, la intimidad se desborda, la urgencia nos convoca

Creo que hay tres conceptos fundamentales que atraviesan los textos que las autoras de Simone de Beauvoir en sus desvelos nos ofrecen como posibilidad para acercarnos, desde una mirada feminista, a la escritura de Simone de Beauvor. Se trata de las nociones de conocimiento, intimidad y urgencia, las cuales siempre debemos imaginar como espacios de disputa, que se articulan de manera difusa y entrecruzada.
 
Una mirada conjunta de estos tres elementos fundamentales de la escritura de Simone de Beauvoir, nos ubica en la densidad de un pensamiento feminista y político de doble anclaje, que así como imagina ficciones que se articulan como “métodos de indagación filosófica”[1] que buscan narrar a través de novelas las historias de personajes que tensionan las prescripciones de su época y buscan estallar las normas a partir de la exposición de la “particularidad de la experiencia humana”, expone también la intimidad, las memorias  y la propia vida de su autora, a través de ejercicios escriturales de carácter autobiográfico que desbordan los mandatos impuestos a las mujeres e interrogan el cuerpo, las normas de la sexualidad, la reproducción y el amor.
 
Este doble anclaje que adquiere el quehacer intelectual de Simone de Beauvoir, marca a fuego su obra y resalta la indudable actualidad de sus preocupaciones políticas. ¿No seguimos acaso pensando -y luchando- en torno a la urgente necesidad de liberarnos, como mujeres, de esos supuestos destinos biológicos que son la familia, la materidad y la heterosexualidad obligatoria, que se imponen en nuestras sociedades hetero-blanco-patriarcales como camino para la realización, la felicidad y la salud? ¿No nos urge repensar los privilegios y las posibilidades de articulación de los espacios de enunciación si de verdad queremos pensar en una política de transformación social radical? ¿No nos hace falta hablar un poco más desde el pudor, desde la incomodidad, desde la rabia y desde un lugar expuesto?
 
Expulsadas de las disciplinas y de los modos de articulación de los conocimientos que se construyen a si mismos como válidos, amparados en conjeturas universalizantes e hipótesis que potencian formas de privilegio hetero-blanco-compulsivas, no es de extrañar que un amplio horizonte de escritoras y pensadoras feministas abracen la ficción, los géneros autobiográficos y las memorias como una posibilidad de tensionar e incluso romper aquellos espacios del saber que se imaginan libres de todo pliegue y siempre transparentes.
 
No debiera extrañarnos que en ciertas escrituras de mujeres feministas y de sujetos que se reconocen  fuera de lugar en la tirantez de la normas identitarias fijas contenidas en los imaginarios binarios del género y de la heterosexualidad, el uso de estrategias de enunciación que bordeen y desborden los espacios dominantes y las categorías de conocimiento que se cierran sobre sí mismas, estructuren horizontes escriturales a partir de los cuales surgen figuraciones y demandas que ubican el lugar del yo como un espacio suspendido entre la realidad del recuerdo y la ficción, capaz activar luchas epistemológicas que proponen nuevas codificaciones del reconocimiento, lo vivible y la libertad.
 
La autobiografía feminista es una actitud escritural que carga en sí la potencia de disputar los saberes y los conocimientos hegemónicos. Se trata de un registro específico, desde el que se alza la voz y levantan las plumas para descorrer el manto que oculta lo artificioso de aquellas narraciones que nos hablan de experiencias universales y fácilmente reconocibles.

Podríamos pensar incluso en una genealogía de la autobiografía feminista, detallando sus horizontes políticos, sus espacios de surgimiento, sus elementos en común y sus distancias. Siempre las distancias, desplegadas conscientemente como formas de resistir a la violencia epistémica y a las lógicas del menosprecio que silencian unas voces para levantar y autorizar siempre a las mismas:  a las buenas voces, las normadas, las obedientes, las que no hacen preguntas difíciles.
 
Creo que no podemos, como feministas ni como lectoras de otras feministas que escriben, pasar por alto las historias de cada una y los gestos de localización desde los cuales nos inscribimos y configuramos como sujetos marcados por lo político. Puesto que es a partir de la puesta en escena de estos puntos, que se posibilitan espacios de fuga en los horizontes de la inteligibilidad y la comprensión, así como también despliegues de una imaginación alternativa en la que las figuraciones se vuelven armas de transformación colectiva y se despliegan como puentes que nos conectan con otrxs, desde configuraciones de reconocimiento que relevan lo particular como algo que debe ser oído, valorado y puesto sobre la mesa.
¿Cómo imaginar un feminismo sin historias, sin recuerdos, sin memorias de la infancia, un feminismo incapaz de exponer su propia intimidad, sus miedos y sus dolores? ¿Cómo imaginar un feminismo sin la rabia de la urgencia y de la voz que se levanta cansada de poner en escena la una y otra vez sus denuncias frente a la violencia y las injusticias?

Levantar la voz en o al público y dejarse llevar por el deseo de contar -como dice Verónica González en el texto Simone de Beauvoir: cuerpo, pudor y escritura- “incluso aquellas experiencias que no deben ser dichas, narradas, escritas, como las experiencias del cuerpo”[2] es desatar las amarras que sujetan el famoso dicho feminista “lo personal es político”, sin saber hasta donde puede llevarnos este gesto de apertura, porque, tal como dice la escritora neuquina valería flores, "no sabemos lo que puede una escritura”[3].
 
Bibliografía

Grau, Olga, et all. 2016. Simone de Beauvoir en sus desvelos. Lecturas feministas. Lom: Santiago. 
 
flores, valeria. 2016. “La intimidad del procedimiento. Escritura, lesbiana, sur como prácticas de sí”. Badebec - VOL. 6 N° 11 (Septiembre 2016) ISSN 1853-9580/. pp.  230-249.
 
 
[1] Grau, Olga (2016). “Simone de Beauvoir: Cuerpo, pudor y escritura”. En: Grau, Olga, et all. Simone de Beauvoir en sus desvelos. p. 27.
[2] Gonzalez, Verónica (2016). “Simone de Beauvoir: Cuerpo, pudor y escritura”. En: Grau, Olga, et all. Simone de Beauvoir en sus desvelos. p. 46.
[3] flores, valeria (2016). “La intimidad del procedimiento. Escritura, lesbiana, sur como prácticas de sí”. p.233