CONCURSO DE MICRORRELATOS: LA HISTORIA ES NUESTRA, LA CONTAMOS NOSOTRXS (Primera entrega)

 

Reiteramos nuestros agradecimientos a todxs quienes respondieron a esta convocatoria de escritura. Durante las siguientes semanas publicaremos todos los textos que hemos recibido. 

 

Héroes, Rodrigo Torres

Mientras estamos en la sala de espera, observamos la pantalla de televisión. El periodista entrevista a un hombre molesto porque, según cuenta, se ha hecho un grave daño a los monumentos a los héroes de la patria. Mi hija me da un tirón en el brazo y me pregunta si acaso los héroes también le hacen daño a los buenos. Mientras intento contestarle, una enfermera nos llama con el más serio de los rostros. Entonces observo con horror mi uniforme. Agarro mi gorra y la lanzo lejos.

 

Corazón en llamas, estallido del alma, Johana Toro Bustamante

4:30 am sonaba el despertador, aquel viernes 18 de octubre para dirigirme a mi trabajo, 3 horas de viaje para llegar aquel lugar, donde cada día me levantaba para ir a batallar, desde las cúspides de la capital. Para mí educar es luchar, es erradicar las diferencias sociales de las y los estudiantes que formaba día a día. Tenía una oportunidad única de que conocieran sus derechos, indagaran en la igualdad de género y conocieran los valores, deberes y derechos que podían exigirle al Estado. Cada día del 2019 no fue en vano, hasta que nos avisaron que una multitud de apoderados/as inquietados comenzaban a retirar a sus descendientes. El silencio era abismante, hasta que vi las redes sociales, fue como un sueño insospechado, un anhelo guardado en Chile por más de 30 años. Mi corazón estaba en llamas de adrenalina y alegría, el pueblo se había levantado a recuperar lo que les pertenece y junto con eso el sentido de comunidad. Comprendieron que la unión era aquella señal, un estallido del alma hacía la nueva historia que comenzaríamos a escribir. Regresé a mi casa luego de una larga travesía, de disparos y represión.

Jamás había escuchado tanto "El derecho de vivir en paz", Ignacia Saona

Al par de días unos vecinos la hicieron sonar una y otra vez a todo volumen, por una hora.

Quizás fue en ese momento. O el día que me quedé en la esquina de la plaza, con mi hija en coche y la cacerola en la mano. Llegó la hora del toque de queda, pero el ruido no paraba.

Y me di cuenta que el ruido no iba a parar.

 

¡PARA NO OLVIDAR!, Daniela Wallffiguer Belmar 

Venía de vuelta del trabajo, de Quilicura a la Cisterna, atravesar mitad de ciudad todos los días,  es horroroso en todos los sentidos.

Era un jueves, habían alumnos protestando en la estación del metro el Llano y veo como los pacos tiraban lacrimógenas y en vez de seguir a mi casa, me sumé a defenderlos.

Desde una ventana se asoma una mujer rubia de pelo liso gritándome:

Ella: ¡ maraca que defiendes a delincuentes!...

yo:- (a todo chancho) ¡Cuica culiá! rubia teñida, tu marido te kaga hueona se mete con putas, hueona vendida, maraca culiá.

ella: ¡ Maraca culiá defendiendo delincuentes, te meto a los pacos hueona!

yo:- ¡Me meto por la raja tu mundo hueona maraca... tu marido te kaga! estúpida, mantenía culiá, etc, etc, ya no me acuerdo (fue en caliente la pelea).

Salgo de la discusión y camino sin mirar a nadie. Entremedio de la gente me reconocen ex alumnos, de niños mis alumnos, de adolescentes, eran hombres jóvenes que allí estaban y me abrazan, yo lloro un poco y digo me vieron? yo no los reconocí. Eran hombres: Si profe se pasó!  Martín… no puedo reconocerte, eras un niño cuando te hice clases! ¿tu abuela cómo está?

Él: .- nada ha cambiado, mi abuela me crió solo, enviudó hace poco, no tengo nada que perder, no tengo oportunidades y por eso me pilló acá. Gracias por todo. usted está igual!

Me subo a la micro y agacho la cabeza sentada en el último asiento y digo: - ¡Dios mío por qué no me adapto, por qué no me conformo, que vergüenza el espectáculo que di,  porque no adapto simplemente, quiero encajar y no pasa, porque no dejo esta desconformidad, necesito ayuda!

Esa noche del jueves comenzó el incendio del metro y no pararon en una semana, cortaron la ciudad, no se podía ir trabajar y dije: - increíble! Estábamos todos mal, éramos todos  desadaptados y  no encajábamos, sólo que no decían nada. La protesta no paró en dos meses.

Increíble lo que vivimos, con miedo, con culpa y con la angustia de revivir un pasado lleno de asesinatos a civiles y creían que no iba a ver un cobro de boleta?

Perdón lo burdo del relato, pero así lo viví. Es un resumen de nuestra historia y nadie quería decir ni sentir alegría por las canciones tímidas de Víctor que se escuchaban en las poblaciones... fue hermoso!.

 

Relato 18O, Diego Arce Zegers

Hoy, más que nunca, me he reafirmado ante ella. La he escuchado y no me he sorprendido, pues en estos momentos significa tener enfrente aquella esencia impuesta a carne viva, arraigada a los huesos por la historia. Cómplices de la dictadura, olvidados del entorno y precursores del odio que disfrazaron de mérito y buena voluntad, se sienten con la autoridad de propagarla a ella de forma voluntaria; a ella la ignorancia. Y que más desastroso que la ignorancia voluntaria, autoritaria, de la mano de la indiferencia, “ni lo sé, ni me importa” es su lema tácito; negándose a todo clamor de justicia y dignidad, que en un despertar de reencuentro exige a gritos desprenderla de la realidad colectiva.

Santiago de Chile, 20 de Noviembre, 2019.