Colombia: sentimientos de alegría

Por Walter J. Broderick

Es difícil expresar adecuadamente los sentimientos de alegría combinados con el alivio que la gran mayoría del país está experimentando en este momento. Nunca había ocurrido algo así en Colombia. Normalmente, cuando llega la época de las elecciones, uno vota por el menor de los males. Por primera vez votamos por alguien que creemos que puede marcar la diferencia. Petro representa una auténtica ruptura con las clases dirigentes perpetuas. Esto lo entendió la gente de los rincones más remotos, de los pueblos más alejados. Viajaban en masa, apiñados en canoas en los anchos ríos tropicales del sur del país, o caminando durante horas por caminos rurales, los indigenas de sus asentamientos en lo alto de los Andes bajando de las montañas, todos ellos dirigiéndose a los municipios más cercanos para llegar a las urnas. (Hoy vemos impresionantes fotografías de todo esto).

Y al conocerse la noticia de la victoria de Petro y Francia, la gente se volvió loca, se celebraron fiestas en las calles, en Bogotá miles de personas acudieron a un gran estadio para el discurso de victoria del nuevo presidente. Como digo, nunca se había producido algo así. La elección de un nuevo presidente suele ser celebrada por una pequeña camarilla, miembros de su partido, personas que esperan obtener un beneficio de una u otra manera. El resto de la población suele encogerse de hombros y volver al trabajo el lunes por la mañana como si no hubiera ocurrido nada importante. Lo que suele ser el caso. Pero esta vez no.
 
Por supuesto, Petro va a tener una batalla difícil. Ha conseguido meter a un buen número de su partido en el Congreso, desde las elecciones parlamentarias de marzo, pero aún está muy lejos de la mayoría. Tendrá que ganarse a muchos otros legisladores para conseguir que la mayoría de sus propuestas se promulguen como leyes. Afortunadamente, sin embargo, tiene muchos años de experiencia en política y ha desempeñado un papel importante en el Senado estos últimos años. Así que hay motivos para el optimismo. Además, y lo más importante, se ha rodeado de sabios consejeros. Esperemos que escuche sus consejos.

No esperamos milagros. Pero este nuevo gobierno nos pondrá sin duda en un nuevo camino, con una visión clara de cuáles son los problemas y la determinación de avanzar.