O solo «Molina» para los más cercanos, es el autor de la narración gráfica. Se inicia en los noventa en el arte del dibujo, la animación y la ilustración, y es allí donde conoce a Milan. Años después, Ricardo pasa a formar parte del dúo que trabajará directamente con Pedro Lemebel en el desarrollo de esta historia. Con su trabajo, supo conjugar la emoción del relato con sus propias experiencias, que eran también las de los autores.